Omar Sosa – Mulatos

junio 21, 2008

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Pianista y compositor, Omar Sosa viene a devolvernos lo que siempre nos perteneció, tradición y contemporaneidad, la posibilidad de ser un hombre de su tiempo sin perder contacto con las raíces. Algo que me parece extraordinariamente sano en los días que corren,y en lo que no profundizaré por el momento para no alejarme más, si cabe, del tema que me ocupa.

Ternura, el número* con que se abre este Mulatos, arranca con tres notas a modo de llamada y una escala de piano que apunta hacia arriba para despistar. Lo que lleva todo el veneno y sabrosura es ese contrabajo que arranca inmediatamente después con un glisando, y nos sumerge en el espíritu del tema. ¡Cuánta madera que se oye!

Pero entre melodías, solos y pasajes musicales, muy a lo cubano y al igual que el contrabajo, evocando a Israel López Cachao y a sonidos de otro tiempo (no en vano aparece en este tema el clarinete de esa bestia de la música cubana que es Paquito D’Rivera), un coro lejano entra y sale repitiendo la frase: «Oye negra!» Y este «oye negra» se me enredó en el subconsciente, de manera que me encuentro a menudo tarareándolo mentalmente, envuelto en una atmósfera hipnótica que trato de recordar más claramente.

Porque vuelvo a este tema una y otra vez, y ya se ha convertido en parte de la banda sonora de mi vida, estoy aquí escribiendo sobre este disco y no sobre su último trabajo «Afreecanos».

Y es que en la música de Omar Sosa conviven y dialogan de manera armoniosa sonidos e instrumentos de la vieja Europa, Nueva York, Los Ángeles, África y Asia, sin faltar ese elemento electrónico, que aunque sutil, le da una capa de actualidad sin quitarle un ápice de naturalidad. Esto puede parecer difícil de conjugar, pero el resultado es ciertamente asombroso. Esta música parece destinada a perdurar, pero esto sólo el tiempo lo dirá.

Todo se guisa en desde Barcelona, pero el horno es de esa Cuba que no parece tener fin a la hora de aportar música y músicos. ¡Cuánto les debemos a los cubanos por mantener esa llama viva que de otra manera, algunos no hubiésemos podido ni intuir desde el viejo continente, y que es, más que música, una manera de sentir! No me cabe duda de ello. Yo por mi parte, en deuda me siento.

Bye!

PD: gracias a Alex «viejo pintor« Martínez, por ayudarme en los comienzos de este blog. No prometo no necesitar más de tu ayuda, bro!

*Para los aficionados a la palabra:

DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA – Vigésima segunda edición – Número; «m. Cada una de las partes, actos o ejercicios del programa de un espectáculo u otra función destinada al público.» En este caso, de un disco.